Por lo general la sociedad de hoy se halla como en tinieblas sobre las cosas que verdaderamente nos benefician y son más justas para el buen progreso de todos por igual, mientras que en su lugar venimos observando que toda la cultura que nos ofrecen la era moderna, con sus Políticas, con la Ciencia atea y la Religión dogmática, solo nos está sirviendo de momento, para lo más cercano y cotidiano al uso, para tenernos entretenidos y despreocupados por un futuro que todos los bandos culturales, por cierto, nos lo presentan de tal manera como para surgir en nosotros el agobio y las dudas.

Tenemos ahora, salvo algunas excepciones, toda una cultura en estos trances preocupantes que se nos presenta como insana y retrograda y no para lo que debería servir que es todo lo contrario, pues la verdadera educación es para hacernos realmente libres y sin miedo al futuro, con serenidad y buenos deseos para todos.

La luz del saber que nos muestra la cultura actual es muy pobre para nosotros, porque en verdad es que merecemos algo mejor, puesto que y no me canso de repetirlo, “somos seres luminosos” y por lo tanto estas fugaces luces de las opiniones que tratan de inculcarnos los actuales semi-sabios, que en muchos casos son los mismos que ostentan los mandos políticos, sus engañosas enseñanzas no nos benefician para nada a cada uno de nosotros. A cambio parece ser que para ellos, de esta manera nos mantienen entretenidos como a los niños de guardería, que siendo conscientes o no de la situación, nos tienen algo más que controlados para sus propias dadivas y seguridades, olvidando de esta manera que los que gobiernan deben aprender de los Sabios mediante sus escritos que dicen:

Cita
“Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitaran su ejemplo, siguiendo el modelo gobernante-súbdito, padre-hijo, etc. Una sociedad prospera solo se conseguirá si se mantienen estas relaciones en plena armonía. Los principales deberes de todo hombre de gobierno son: Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios para la vida cotidiana. Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.

En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del “Justo medio”. Practicar los deberes de todas las relaciones sociales. Tener por objeto final la paz Universal y la Armonía general”.

Confucio

Tal como observamos generalmente sobre aquellos mismos, quienes nos gobiernan hoy en el mundo, además de ser los amos y señores elegidos por nosotros democraticamnete, también se hacen los maestros y divulgadores de las opiniones, de las ideas que establecidas como leyes y normas anormales, nos manejan queramos o no, cotidianamente porque las hemos establecido como lo más normal para nuestras vidas, siguiéndolas como verdaderos ídolos a los que hay que adorar para siempre.

De este modo recogemos los resultados propios de nuestra siembra, tanto es así que podemos constatar con ello, que a tales maestros de esta escuela de la vida, así serán los niños como resultados de sus retrogradas enseñanzas.

“Y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. Mateo 4:9-10

Recapitulando.

La mayoría de nosotros nos manejamos con las razones de los demás, de ideas prestadas que suelen constituir nuestro necesario “pan de cada día”. Abundan las ideas que si bien muchas de ellas están algo equivocadas desde sus bases, se nos hacen como verdades simples al usarlas, sobre todo cuando estas mismas se nos repiten incansablemente a través de los medios con un descaro inusitado, así como en los periódicos, las cadenas televisivas y las redes, convirtiéndose de esta manera en persistentes doctrinas para seguirlas por la mayoría, dibujándose como excelentes y únicas verdades, siendo solo los manejos y engaños elaborados por unas falsas opiniones mentales.

Estamos por lo tanto esclavizados por las ideas y opiniones del mundo, que sin fundamentos ciertos, mentalmente nos ordenan y mandan seguirlos por encima de nuestras opiniones particulares, que si se las dejara escuchar alguna que otra vez, quizás nuestras escondidas ideas estén mucho más cercanas a la verdad que las que son más generalizadas y difundidas alocadamente por la opinión general.

La generalidad de las opiniones falsas que circulan a todo tren por los medios, son utilizadas por los de arriba, para que “conscientes o inconscientemente” logren controlar a las mayorías de masas, para su propio control y provecho, mediante el uso de la sutil y engañosa propaganda del “bienestar común”, a modo de loterías, dadivas y privilegios, o sino las más de las veces, con la herramienta del castigo y del miedo para con los diferentes que buscan la otra cara de la moneda. Aquellos pocos espirituales que no se creen en esta apetecible y falsa “sociedad del bienestar”, una idea tan pronunciada con su aparente bondad, que es como se demuestra cada día, ayudar solo para que algunos que presumen ser más listos, puedan ser también cada día más ricos, mediante los buenos resultados económicos para todos de la “doctrina del alocado consumo”.

Las ideas establecidas al día de hoy no siempre han sido las mejores y aunque algunas son muy buenas por su naturalidad, en cambio hay otras muchas que deberían ser revisadas para mejorarlas en lo posible, puesto que sus frutos derivados son todavía muy amargos para muchos.

Como la ciencia positivista e incrédula nos enseña que todo lo que existe ha nacido de la materia o del caos, todo este concepto sobre la creación del Universo y del hombre desde el primer átomo, se trata por lo tanto de una teoría que si bien no está reñida con la verdad, solo de por si está basada en la observación de las formas y los elementos, que alejándose de un examen que sea más sutil sobre aquello que es “sobrenatural y metafísico” se quedan algo corta para ser un Ciencia exacta y creíble por la mayoría.

Y en este terreno donde nos aparece su contraparte, que es la “libre y joven intuición” de que todos disponemos, un atisbo natural que trata en lo posible de intentar navegar sobre las doctrinas científicas y religiosas, proclamando el uso del libre y natural espíritu, tratando de unificar las dos modalidades en un sentido más completo, mediante el uso del discernimiento inteligente del espíritu que habita en el hombre que quiere conocer.

La verdad entonces, no es solo del dominio único de la ciencia positivista, así como tampoco de la propia religión o de las doctrinas particulares que cada pueblo profesa libremente, puesto que la verdad no solo la debemos buscar en un sistema basado sobre exámenes físicos de la materia, así como tampoco en la originalidad de que todo lo creado, es proveniente de un Dios con demasiados tintes personales, sino otorgándoles a ambas doctrinas todo su verdadero contenido y respetando sus valores para encontrar en ellos su escondido espíritu verdadero.

Por ello no debemos de perder de vista el buen consejo de la Teosofía que nos propone los tres principios esenciales para poder encontrar todo lo que amamos, tanto para los que somos enseñados como niños, así como también para los que se dicen enseñantes:

1 – Un principio Omnipresente, Eterno, Ilimitado e Inmutable sobre el cual toda especulación es imposible, ya que trasciende el poder de la concepción humana y solo puede ser empequeñecido por cualquier expresión humana o comparación. Una Realidad Absoluta, que antecede a todo ser manifestado y condicionado.

2 – La Eternidad del Universo in toto, como plano ilimitado; periódicamente “el campo de acción” de innumerables universos, incesantemente manifestándose y desapareciendo”, llamados “las estrellas que se manifiestan” y las “chispas de Eternidad”.

3 – La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal, esta ultima un aspecto de la Raíz Desconocida; y el peregrinaje obligatorio para cada Alma – una Chispa de la primera – a través de todo el Ciclo de Encarnación o Necesidad, de acuerdo con la ley Cíclica y Karmica, durante todo el término.

La Doctrina Secreta. de H. B. Blavastky

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Debemos partir entonces con cautela porque el espíritu de la Verdad aunque pretendamos ocultarlo por algún tiempo está presente en la Naturaleza y en nosotros, cuando nos surge esta “modalidad de pensamientos libres” que nos otorga un cierto equilibrio algo más libre y dinámico. Es posible visualizar este escenario espiritual, es posible y cierto poder ver a la misma Naturaleza desde otro ángulo, es decir desde las ideas y los sueños que hacen que nos sea posible percibir esta “sensación metafísica de la vida”, así como de captar y sentir el origen y la causa de las antiguas ideas que florecen cada día más en mentalidades y comunidades contemporáneas.

Aunque en el fondo de la cuestión donde el hombre ha sido siempre religioso de por sí, para la incompleta mentalidad del mundo materialista y dogmático, todo este concepto de la espiritualidad en la Creación, es tan solo una locura transitoria de unos pocos elegidos, de algunos sujetos que tienen algunas que otras ideas que no se pueden explicar científica o dogmáticamente.,

Entonces el que piensa diferente a la ciencia positivista o religiosa y no se deja llevar como borregos ante cualquier posición dogmática de la fe ciega o científica, suele señalarse como al portador de una imaginaria ensoñación o que solo es un producto del cerebro físico, como una escapada psicológica y emocional, así como también como el portador de alguna que otra “idea bastante rara” a la que no se le debe prestar demasiada atención. El pueblo entonces siguiendo el mensaje de los poderosos, se deja llevar por los impulsos ciegos rechazando y criticando siempre “aquello” que algunos “iluminados” tratan de mostrar con Amor lo que han visualizado de la Verdad.

Para explicar este alineamiento científico, que de alguna manera está sin pretenderlo en contra de la verdadera espiritualidad, la respuesta se halla de manera velada en la representación del Mito de la Caverna. Este relato es todo un hilo del saber, donde Platón trata de presentarnos mediante “el dialogo socrático” y de una manera “intuitiva y velada” como Maestro que es, de cómo el alma espiritual del Hombre, esta esclavizada dentro de la misma materia y prisionera de nuestra psicológica y cotidiana realidad de cada día, en la etapa de nuestra primera e inocente Ignorancia de los principios.

Sin entrar en todos los detalles del relato completo, el mito nos relata una exposición bien diáfana y clara sobre la primera y original naturaleza en que se encuentra gran parte de la humanidad. Hace referencia en un primer lugar a sus cadenas que le impiden contemplar su verdadera Inteligencia y que al mismo tiempo debe conocer plenamente su situación verdadera, mediante el despertar y seguimiento del encuentro de su intelecto, que como una buena espada debe levantarla con la voluntad de un héroe.

Debe “conocer y ver” que se puede salir de las formas establecidas por otros de pensamientos que a nada nos conducen, salvo a la esclavitud de nuestra alma que es prisionera. La idea metafísica del autor es que debemos despertar del sueño, dar un primer paso y mirar mucho más allá de las opiniones proyectadas sobre la pantalla del mundo material, para que podamos encontrar otro nuevo enfoque bien diferente y con otra luz más justa y verdadera.

Este mito se ha guardado para nosotros, con el fin de ver si optamos en serio alguna vez por hacer el esfuerzo del cambio necesario de soltarnos de las cadenas físicas y de los dogmas establecidos, de aquellas viejas ideas caducas que religiosa y científicamente hemos ido generando y creído con el tiempo como si fueran estas las únicas verdades. Esta hazaña discernidora y valiente sobre las profundas esencias de las cosas, constituye toda una importante y heroica cruzada.

Nos es preciso y urgente ahora, soltarnos de estos lazos, de estas falsas opiniones habidas y por haber que, como cadenas forjadas con el egoísta e ilusorio mundo de las “opiniones generales” las que todos hemos ido divulgando con el tiempo, ideas preconcebidas que de tanto repetirlas, llegan a verse y a sentirse como si fueran las únicas verdades universales.

Por ello es porque se nos ofrece la enseñanza del discípulo de Sócrates, que nos alienta a que deberíamos liberarnos de las falsas opiniones, si queremos de verdad alcanzar las profundas causas y el origen de todos nuestros problemas.

Por lo tanto es de sabios reconocer que no se trata de abandonar la realidad de la cuestión, escogiendo de pronto una salida paralela y fácil como uno de los extremos, sino que es conveniente poder hermanar la Ciencia con la Religión, puesto que ambas doctrinas humanas contienen bastantes verdades que todos andamos buscando, siempre y cuando ambas Ciencias nos permitan libremente usar de nuestro “libre albedrio y del discernimiento” que es la herramienta más apropiada en el estudio continuado y ecléctico de sus doctrinas para mejor comprenderlas.

La verdad entonces es, que cada polaridad del conocimiento humano puede ser honrado y valido, de este modo es posible que se encuentre en ambas doctrinas muchos retazos de la verdad. Por otro lado además, es conocido también el viejo relato de que “la propia mentira anda por el mundo disfrazada con los ropajes de la verdad” y que muchos de nosotros podemos estar engañados sin saberlo creyendo verdades o axiomas que no lo son.

Por ello es necesario el estudio continuado, para ayudarnos a ver más claro y a desvelar los posibles errores de nuestro conocimiento adquirido hasta el día de hoy, pues tal como nos dice el refrán “la mentira tiene las patas muy cortas”.

De esta premisa y si obedecemos como ciegos a las medias verdades, con sus opiniones falsas y con sus hijas las dudas de siempre, estaremos en un mundo de sombras donde las ideas generales son como pequeñas luces equivocadas desde su mismo origen, que pretenden dominar a las otras ideas que si bien son particulares, podrían estar más cercanas a la verdad.

Dhaizman. 2025

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